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El Cáliz Ardiente
In English
La Historia
Sobre el Sentido Original del Cáliz Ardiente
La Importancia del Cáliz Ardiente
Los Tres Elementos
La Llama Requiere de Tres Elementos.
El Primero de ellos es el Combustible.
El Segundo Elemento es el Calor.
El Tercer Elemento es el Aire.
Una Llama Viviente
"La profundidad llama a la profundidad, el gozo llama al gozo, la luz llama a la luz.
Que el encendido de esta llama reencienda en nosotros la luz interior del amor, de
la paz y la esperanza. Y 'así como una llama enciende a otra, que no brilla menos',
nos comprometemos a ser portadores de la luz, dondequiera que estemos".
Basado en información de:
http://www.theopenmind.org.uk/about/leaflets/flame.html
http://www.uua.org/aboutuu/chalice.html
(*) Damos las gracias a Francisco Javier Lagunes Gaitán de los Unitarios Universalistas de México por la traducción de estos textos
Al iniciar los servicios de los Unitarios Universalistas muchas congregaciones encienden una llama
dentro de un cáliz. Este Cáliz Ardiente ha llegado a convertirse en el símbolo
internacionalmente reconocido del movimiento Unitario y Unitario Universalista, y en un
elemento común de la adoración que une a nuestros integrantes y simboliza el espíritu de
nuestra labor.
El filósofo Alfred North Whitehead dijo una vez que los símbolos reales tienen el poder de
cambiar la historia. La historia del símbolo del cáliz es significativa. Comienza con la
representación del valor religioso que demostró el reformador religioso de Bohemia y
precursor de la Reforma protestante, Jan Hus, un sacerdote del siglo XV que fue
martirizado por ofrecer el cáliz de la comunión a todos los congregantes, en desafío a una
orden e la jerarquía de la Iglesia Católica de Roma, que reservó el vino en la comunión en
exclusiva a los sacerdotes celebrantes. Él murió en la hoguera por este acto, y los
Unitarios también tienen una historia de persecución por sus acciones democráticas e
innovadoras en la religión.
Durante la Segunda Guerra Mundial, un Unitario Estadunidense, el Reverendo
Charles Joy, fue comisionado a Lisboa para ayudar a los refugiados que escapaban del
nazismo (principalmente judíos y unitarios). Como director ejecutivo del Comité Unitario
de Servicio (CUS), él sintió que esta nueva y desconocida organización requería de una
imagen visual para representar al unitarismo en el mundo, especialmente para tratar con
organizaciones en el extranjero.
Él encargó al artista gráfico y refugiado austriaco, Hans
Deutsch, que diseñara algo que pudiera usarse en los documentos
oficiales, y así surgió la versión inicial del Cáliz Ardiente, en 1941.
El Reverendo Joy describió como sigue la creación de Deutsch:
"Un cáliz con una llama, de la clase de cálices que los griegos y los romanos
ponían en sus altares. El aceite santo se quema en él como un símbolo del
servicio y del sacrificio... Esto estaba en la mente del artista. Sin embargo, no era
conciente del hecho de que sugiere remotamente una cruz, pero para mí esto
también tiene su mérito. No limitamos nuestro trabajo a los cristianos.
Ciertamente, en el momento actual, nuestro trabajo se dedica en un 90% a los
judíos, aunque provenimos de la tradición cristiana, cuyo tema central es el del
amor sacrificial".
Deutsch, un antifascista convencido, perseguido por las caricaturas de Hitler que había
publicado en París, pronto llegó a trabajar para el CUS. Posteriormente le escribió a Reverendo Joy:
"Hay algo que me urge a decirle ... cuánto admiro su completa entrega [y]
disposición a servir, a sacrificarlo todo, su tiempo, su salud, su bienestar, para
ayudar, ayudar, ayudar.
"No soy lo que podría usted considerar un creyente. Pero si su tipo de vida es la
profesión de su fe -como lo es, de eso estoy seguro -, entonces la religión dejaría
de ser magia y misticismo, para convertirse en la confesión de una filosofía
práctica y -lo que es más - en una labor social útil y realmente activa . Y esta
religión -con o sin ese título - es una hacia la que incluso un tipo 'descreído', como
yo mismo, podría decir, de todo corazón: ¡Sí!"
El CUS era una organización desconocida en 1941. Esta era una desventaja notable en
un mundo de acciones encubiertas y de gran riesgo, en el que ser capaz de establecer
rápidamente relaciones de confianza a través de las barreras del lenguaje, nacionalidad,
y fe podía significar la diferencia entre la vida y la muerte. Los disfraces, signos y
contrasignos, y los cruces clandestinos, a media noche, a través de fronteras vigiladas
eran la forma de alcanzar la libertad en esos días. El Reverendo Joy pidió a Deutsch que creara un
símbolo para su papelería,
"para hacer que se vea oficial, para darle dignidad e
importancia, y al mismo tiempo, para simbolizar el espíritu de nuestro trabajo... Cuando
un documento puede mantener a un hombre fuera de la cárcel, o presentarlo ante los
gobiernos y la policía, es importante que se vea importante".
El diseño del Cáliz Ardiente fue incluido en el sello de la papelería del CUS, y en
insignias para los agentes que llevaban a los refugiados hacia la libertad. El relato de
Hans Deutsch nos recuerda que el símbolo del Cáliz Ardiente marcó una vida de servicio.
Cuando Deutsch lo diseñó, nunca había visto una iglesia Unitaria, ni escuchado uno de
sus sermones. Lo que él vio fue una fe en acción a gente dispuesta a arriesgarlo todo
por los otros, en tiempos de necesidad apremiante.
El Comité Unitario de Servicio (ahora conocido como Comité Unitario Universalista
de Servicio, UUSC ) fue la primera organización en adoptar el Cáliz Ardiente, luego la
Asociación Unitaria Universalista (UUA), en los Estados Unidos de América, la Asamblea
General de Iglesias Unitarias y Cristianas Libres (GAUFCC), en el Reino Unido, el
Consejo Internacional de Unitarios y Universalistas (ICUU), y cada vez más
congregaciones y organizaciones afines en todo el mundo. Y más aún, el Cáliz Ardiente
se ha convertido en un punto focal de nuestra adoración.
El Unitarismo valora la habilidad de elaborar nociones profundas y claras a partir
del presente, así como del pasado. Por ello es apropiado que el símbolo del Cáliz
Ardiente tenga raíces, tanto antiguas, como modernas, que en ambos casos se basan en
los principios del sacrificio y el servicio a la humanidad. Sin embargo, no contamos con
una interpretación oficial restrictiva. El Cáliz Ardiente, como nuestra fe, sigue abierto para
recibir nuevas verdades que pasen las pruebas de la razón, la justicia y la misericordia.
El símbolo de la llama del cáliz puede entenderse también como una metáfora de las
vidas de los seres humanos, en tanto que individuos y como comunidad.
Una copa es un objeto familiar hecho para sostenerlo y pasarlo alrededor para
compartir.
Una llama, por contraste, no es un objeto. No puede ser pesada ni medida. No es una
cosa estática, sino un proceso cambiante y dinámico.
El combustible es material como el cuerpo humano, como los preciosos edificios, finanzas
y documentos de una comunidad eclesial. Si un fuego carece de combustible se dice que
"se consume" como una vela en sus momentos finales. La llama se encoge hasta
convertirse en un débil destello.
Los Unitarios favorecen una vida simple, pero no son ascéticos, ni se sienten como
de "otro mundo", sino que procuran asumir una visión racional y realista de la vida. Los
Unitarios aceptan de buena gana que, así como se enciende un fuego, la gente en sus
vidas privadas y colectivamente necesita del combustible de las cosas físicas.
Pensemos en el calor de la vida misma, en lo que
distingue a los vivos de los muertos; la chispa de la inteligencia, la calidez del encuentro
humano, incluso la fricción del desacuerdo. Si un fuego carece de calor, como cuando
rociamos el fuego con agua, se dice que agoniza.
Para desarrollarnos como seres humanos también necesitamos del calor.
Requerimos de la vitalidad de la vida de la congregación, de actividades que nos animen
y absorban nuestra atención, de momentos que nos llevan a la reflexión que nos desafíe,
tales son los signos de una comunidad religiosa liberal saludable. Los unitarios creen que
la sociedad se sostiene por la calidez que brindan las comunidades funcionales y de
apoyo.
Siempre han comparado al espíritu con el aire, o el viento
tanto los griegos, como los hebreos. Si un fuego carece de aire, diríamos que se
consume. Produce mucho calor y humo negro y denso, pero sólo muy poca o ninguna
luz. La vida moderna muchas veces resulta muy semejante a esto.
Los Unitarios están abiertos a la importancia de la experiencia religiosa personal,
ya sea en el templo el domingo, en la cima de una montaña, o en los momentos
cotidianos durante la semana laboral. Para desarrollarse, la gente necesita del aire o
espíritu: de la inspiración o el aliento interior, de ese elemento vital, aunque invisible; de
los momentos profundos de uno mismo en oración o meditación; del movimiento
compartido del corazón cuando se siente el espíritu.
Los unitarios, a diferencia de Moisés, no encuentran simplemente el fuego encendido en un páramo.
El Cáliz Ardiente no es el arbusto ardiente, sino algo que debe ser encendido, y vuelto a
encender, por cada persona. Requiere de un acto de voluntad, de propósito y de fe.
El Unitarismo promueve el desarrollo libre de las personas, sin las restricciones opresivas del dogma
recibido, al tiempo que brinda la experiencia de la calidez de la comunidad. Los Unitarios están abiertos
a las verdades que la ciencia nos hereda. Para los Unitarios la oscuridad es la ausencia de luz. Al reunirse, los Unitarios reencienden sus lámparas y renuevan su luz para el mundo.
Y como lo expresa el pensamiento del Reverendo Gordon B. McKeeman:
¿
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